4. Usa un diario de comida o una aplicación
Es muy fácil sentarte en tu escritorio o en el sofá y comerte una bolsa entera de papas fritas o un paquete completo de galletas. Sin embargo, si supieras cuántas calorías contenían, puede que decidas cambiar de opinión.
Si mantienes un diario de alimentos o una aplicación que describa qué comes, qué cantidad y cuántas calorías tiene, es posible que estés más dispuesto a controlar tu consumo de alimentos.
3. Bebe más agua
Con demasiada frecuencia, confundimos la sed con el hambre, y buscamos una galleta u otras golosinas en lugar de una botella de agua. Tu cuerpo necesita más agua de la que probablemente le estás administrando, y es posible que estés leyendo las señales equivocadas.
Mantén una botella de agua a la mano, tómala durante todo el día y aumenta tu consumo de agua antes de una comida. Al hacerlo, puedes reducir tu apetito y al mismo tiempo asegurarte de que tu cuerpo esté completamente hidratado.