Asumiendo el control
Fue Billie quien tomó la iniciativa y escribió la primera carta después de que su padre le contara sobre Peggy y lo animara a hacerlo. “Un día me empezaron a llegar cartas de Billie. Me resultaba algo extraño que un desconocido se interesara por mí. En su primer permiso del ejército vino de visita. Salió del avión y me saludó. Tan solo hizo falta un ‘hola Peggy’ para que todo comenzara”, cuenta Peggy.
Basado en una amistad
La residencia de Billie estaba en San Antonio, una zona algo alejada de la base de Peggy. La correspondencia era el modo más fácil de mantenerse en contacto. Y el interés del uno hacia el otro fue creciendo de manera exponencial con cada carta. Todo comenzó como una amistad, pero el sentimiento fue fortaleciéndose poco a poco, adquiriendo un aire algo más romántico que amisoto. Así era el cortejo en aquella época, siempre con mucha precaución y respeto mutuo.